Thursday, November 29, 2007

PALABRA DE DIOS (cuento)

La batalla había durado todo un día. Desde el momento en que los combatientes se dispersaron por el campo tomando las posiciones que les habían sido indicadas, mientras la bruma del amanecer inundaba todavía la atmósfera cargada de tensión.
Cuando ambos ejércitos estuvieron frente a frente, cada uno en las laderas que convergían en una depresión del terreno, era posible ver las formaciones del enemigo, sus estandartes y jefes. Cada uno de los generales observó con detenimiento para tratar de hallar un hueco, una falla en la defensa del oponente, en suma un sitio por donde asestar el primer golpe. Roberto de Croan, Gran Maestre de la Orden del Temple y el Emir Nuredín, dieron al unísono la voz de avanzar a toda marcha y las masas obedientes se lanzaron a la carrera en medio de una gritería infernal. El aire se llenó de polvo levantado por los pies de los soldados y cuando ambas vanguardias se encontraron, el ruido de las armas chocándose, los lamentos de los heridos y las órdenes se mezclaron en el fragor del combate.
Fue una sucesión de avances y repliegues. Marchas a un lado y al otro del frente. Arqueros, infantería y caballería hicieron a su turno estragos en las líneas enemigas y la tierra se sembró de cadáveres, de sangre y de armas abandonadas. Cuando el sol comenzaba a bajar hacia el Oeste sobrevivían pocas almas en pie con afán de seguir contendiendo. En pocos minutos solo quedaron frente a frente los generales sobre sus caballos sudorosos y agotados.
-¡Por Alá!- vociferó el Emir.
-¡Por Dios y Jesus mi salvador!- exclamó el Maestre con igual ímpetu.
Y corrieron cada uno al encuentro del otro, espadas en mano listos para asestar el golpe final. Cuando se cruzaron, sólo se escuchó un sordo ruido en el momento en que las armas abrieron la carne y golpearon contra los huesos. Al detenerse los caballos, el Emir cayó pesadamente al suelo mientras la sangre le fluía de una herida abierta bajo su brazo. El Maestre duró unos segundos más sobre su cabalgadura. Contempló el campo cubierto de cadáveres y a los buitres rondando entre la carne muerta. Luego cayó a un costado, la espada del Emir se había incrustrado en un sitio desguarnecido bajo el peto de la armadura.
Mientras pugnaba por permanecer el mayor tiempo posible con los ojos abiertos vio a las aves de rapiña a su lado, impacientes, y recordó el Sermón de la Montaña.
"Mirad las aves del cielo que no siegan ni siembran, ni recojen en graneros, y vuestro padre celestial los alimenta. ¿No valeis vosotros mucho más que ellas?".
Cerró los ojos.

Tuesday, November 27, 2007

Con mis hijos. Septiembre 2007


¡SE VIENEN LOS CUENTOS HIPERBREVES!

Se encontró frente a una birfucación de caminos. Uno de ellos lo llevaba a la muerte repentina, pero no sabía cuál.

Esteban anidaba en su pecho la sensación el amor perpetuo. Estaba decidido a dar la vida por aquella mujer...siempre y cuando la conociera.

La imagen del espejo se vio reflejada en la persona que la miró fugazmente y quiso acompañarla pero no pudo.

El Diablo y Dios cambiaron de roles para confundir a la humanidad. Pero en la Tierra los malos siguieron siendo malos y los buenos, buenos.

Caminó hasta el borde del precipicio. La eternidad lo condenó a no dar el último paso.

Sentado en el zaguán de su casa Enrique pasó el tiempo de su niñez. Al gún duende le jugó una mala pasada. En la vejez volvió a hacer lo mismo.

La vieja casona recibía de continuo nuevos habitantes en cada mudanza. Hasta que todos sus rincones se poblaron de fantasmas.

Amo a Lucía, Lucía ama a Juan, Juan ama a Ernesto, Ernesto ama a Graciela, Graciela ama a Luciana, Luciana me ama. En medio del caos solo el amor es perfecto.

La explosión nuclear acabó con toda la ciudad. Después de varios días, bandadas de pájaros suscaron los cielos hacia el poniente.

El explorador espacial encontró un planeta azul al que sus habitantes llamaban Tierra. Se sorprendió de que aún hubiera seres vivos.

Juan había perdido la capacidad de sentirse culpable. Veinte años de matrimonio le habían endurecido los sentidos.

El honorable personaje público decidió escribir su autobiografía. Para poder completarla debió dejar de vivir.

En el último segundo de su existencia el hombre supo cuál era la verdad. O la mentira.

Un viajero en el tiempo llegó desde el pasado y quedó horrorizado al ver que la humanidad estaba totalmente desquiciada. Cuando volvió a su época calló para no alterar el curso de los acontecimientos. No quería privar a sus nietos de tener celulares.

Al abrir la puerta del placard encontró un cadaver. Lo que más le molestó era que la ropa estaba desordenada.

El escritor, cada mañana agradecía a la humanidad por su inconstancia, su vanidad, su ansia de amor y de odio, su violencia, su caridad, su envidia, su perversión. En suma, por vivir

Julian ama a María. Esto no es un cuento.

Aquel individuo heredó a todos sus hijos y nietos su esterilidad.

El hombre soñó que se despertaba. Cuando despertó no pudo discernir si seguía soñando.

Los invasores entraron en la ciudad vacía. Nunca supieron contra quién habían estado luchando.

El día se convirtió en noche, la noche en día, la primavera en otoño, el otoño en primavera, el invierno en verano, el verano en invierno y nada cambió.

Esa mujer me mira cada vez que paso a su lado. Lo que no sabe es cuantas aventuras he tenido con ella.

¡Pronto hay muchos mas...!

Este soy yo


Friday, November 23, 2007

¿PREFIERE PENSAR O SER PARTE DEL REBAÑO?

Muchos intelectualoides, amos del lugar común, nos bombardean con la idea de que el individualismo acabará con esta sociedad, pero esa afirmación es un vil engaño. Solo se trata de que sintamos que no podemos vivir fuera del sistema y que tengamos una necesidad obligatoria de pertenencia a algún grupo.
El problema es que esos grupos sean partidos políticos, religión, clubes de fútbol, ideologías, nacionalismos, etc lo único que pretenden es que la persona no piense por su cuenta y sea uno más en el rebaño.
Si forma parte de un grupo, debe ser por propia convicción y no por que sus amigos lo son, o por que lo han inundado de propaganda en los medios o desde un púlpito.
Piense. Sobre todo piense. Recuerde que ni el más ancestral de estos grupos, la religión, tiene el más mínimo argumento para hacernos creer que dios existe, salvo la continua repetición en todos sus libros de teología y apologetica del argumento: "por que yo lo digo".
Piense cuantas veces lo han traicionado los políticos utilizando la democracia para sus propios fines, piense cuantas veces se fue a su casa amargado por el resultado de un partido de fútbol mientras jugadores, técnicos y dirigentes se llenan los bolsillos y solo piensan en sus carreras sin ningún valor por la camiseta que se supone deben defender. Piense en cuantas veces poblaciones enteras han sido diezmadas por la guerra y sus consecuencias, el hambre y las pestes, en nombre de la defensa de fronteras totalmente antinaturales y antojadizas.
Por eso abogemos por el pensamiento individual. Se trata de pensar primero y después juntarse si es necesario y no de juntarse para no pensar.
El hombre individual piensa, la masa va adonde la llevan. Ningún cambio en la sociedad fue producto de la masa, siempre hubo una mente individual que la arrastró a su destino.
Piense.