Tuesday, January 27, 2009

Buscando mapas

Levantó la mano con pereza. El profesor había solicitado un voluntario para ir hasta el depósito a buscar algunos mapas y el globo terráqueo. El resto de los alumnos permaneció sin moverse y entonces se dio cuenta que era el único que había respondido al requerimiento. Eran demasiadas las cosas que debía traer y por lo tanto no demoró en solicitar un ayudante.
-Escoja usted Gómez, ya que ha sido quien ha tenido voluntad de ir- Contestó el profesor seguro de poder utilizar el hecho como una enseñanza para el grupo.
-Que sea Patricia- Se apresuró a decir.
Nadie disimuló la sensación que causaron esas palabras. Las miradas convergieron en él, en ella, en ambos, en el profesor. Todos estaban al tanto que Gómez perseguía infructuosamente a la hermosa Patricia desde que comenzara el curso y ella se dedicaba tenazmente a ignorarlo.
-Vaya señorita- Sentenció el profesor echando por tierra la esperanza de que la eximiera de la pesada carga.
Gómez ya estaba en la puerta del aula, cuando Patricia pasó a su lado y le murmuró.
-Ni se te ocurra tocarme un pelo por que te mato- Y le mostró disimuladamente un cuter que escondía entre los pliegues de su pollera.
Caminaron por la galería sin hablarse. Él solicitó la llave del local en la dirección y continuaron. El depósito estaba en el extremo del edificio del colegio, su puerta oculta a las miradas tras una gruesa columna y el foco que debía iluminarla se encontraba apagado debido a la rotura de los filamentos.
Patricia tembló y para darse valor volvió a blandir el cúter a la vista de Gómez, este no se inmutó. Giró la llave, abrió la puerta y entró. Ella tras él. En medio del desorden reinante demoraron en encontrar todos los mapas. Finalmente Gómez tomó el globo terráqueo y sorpresivamente se lo arrojó a Patricia. Para tratar de tomarlo antes que cayera al suelo, ella soltó el cúter. Rápido como la luz, él lo tomó del suelo y se lo colocó en el cuello.
-Ahora decime que vas a hacer sin tu cuchillito- La amenazó.
Ella permaneció muda, ni siquiera se le escapó un grito de auxilio. Ni cuando él la tomó de la cintura, le levantó la pollera y le bajó la bombacha. Tampoco cuando la penetró salvajemente y depositó sus fluidos en la vagina.
Decidido a no perder más tiempo la dejó arreglarse y le entregó, esta vez con delicadeza el globo terráqueo, salieron a la galería y rápidamente se encaminaron al aula.
-Era hora- Exclamó el profesor.
-Es que estaba todo desordenado y no encontrábamos nada- Se justificó Gómez.
Nuevamente las miradas inquisidoras los taladraron de frente, de perfil y de espalda. Ninguno de los dos daba señas de que hubiera acontecido algo anormal. Gómez siguió atentamente la clase y Patricia no esbozó ni siquiera un gesto, ya fuera de felicidad o desagrado.
Un mes después la noticia corrió por el colegio con la rapidez de los chismes de comadronas. Patricia estaba embarazada. Al principio nadie relacionó el hecho con aquella vez que fueran juntos al depósito. En realidad ya nadie recordaba la anécdota. Hasta que el profesor los mandó de nuevo a buscar unas láminas del cuerpo humano.
-Y no se demoren- Dijo como al pasar cuando estaban trasponiendo la puerta.
Eso solo bastó para que el resto de los alumnos comenzara a atar cabos. De pronto uno de ellos tuvo la audacia de decir lo que estaba pensando.
-No se me había ocurrido- Contestó el profesor, perplejo.
Era la primera vez que Gómez y Patricia estaban solos nuevamente. Ella se había empecinado en no verlo más a pesar de la insistencia de él.
-¿Por qué no hablamos?- Le preguntó
-¿Para que, idiota, no viste que me embarazaste? ¿Ahora que hago con mi vida? Mis padres me echaron de casa, estoy viviendo con una tía que se apiadó de mi. Ni siquiera tengo un peso para pagar un aborto-
-Bueno, nos podemos casar-
-¡Idiota, mil veces idiota! ¿Con que vamos a vivir si ni siquiera tenés trabajo?-
-Bueno, mi padre tiene dinero…-
-¡A mi no me interesa casarme y menos con vos, yo quiero abortar y no andar cargando con un crío sin poder ir a bailar o de vacaciones!-
-Le puedo pedir para el aborto entonces-
-¡Lo que sea, pero hace algo!-
Gómez consiguió el dinero, le mintió a su padre diciéndole que era para pagar el viaje de egresados, el viejo era muy católico y si se hubiera enterado seguramente lo echaba a patadas de la casa.
La tía de Patricia sabía de una clínica clandestina para realizar la operación. Los llevó una noche en su auto. Las dos mujeres entraron en el improvisado quirófano mientras Gómez quedó solo en la sala de espera, caminando de ida y vuelta por todo el local y consumido por los nervios.
Tres horas después asomó la tía su cabeza por una rendija de la puerta.
-Todo está bien, está descansando-
Gómez creyó que se dirigía a él pero notó que la mujer estaba hablando por el celular. Pensó que estaría comunicándose con los padres de Patricia. Pocos minutos después supo que no era así, eso sucedió cuando vio al profesor entrar a la clínica.
-¿Qué hace acá? ¡Es peligroso!- Exclamó la tía.
-¿Peligroso, por que?- Preguntó él.
-Pues, está el muchacho-
En ese momento, el profesor reparó en Gómez. En principio el gesto fue de sorpresa, pero luego de unos segundos una macabra sonrisa inundó su cara.
-Al fin y al cabo que importa, para todos él la embarazó y pagó el aborto con la plata que le sacó a su padre. ¿No querrás que tu papi lo sepa, eh, Gómez?-
Gómez lo miraba aterrado, inmóvil y mudo. No entendió lo que sucedía hasta que el profesor continuó hablando.
-Ah! Y gracias por sacarme ese peso de encima-

No comments: